Todavía a vueltas con “el qué dirán…”
(Situación real tratada en un proceso de coaching)
Con 50 años, todavía estoy a vueltas con “el qué dirán”
Nací en una familia en la que siempre se ha tenido en cuenta qué dirán los demás de nuestras actuaciones y en consecuencia siempre he estado influenci@ por el qué dirán.
Antes de vestirme cómo a mí me gustaría, pienso en lo que dirán los demás, si me criticarán…
Antes de dar mi opinión sobre algunas cuestiones, pienso en cómo lo recibirán los demás y siempre condiciona mis intervenciones; principalmente, en público…
Antes de postularme y recabar apoyos para realizar algún trabajo nuevo, pienso en qué pensarán los demás… (me verán como ambicios@, pensarán que tengo demasiado ego, qué dirán si no me eligen…)
Así podría seguir eternamente…
En algún momento de mi vida, esa situación se me hizo insoportable y gracias a un proceso de coaching pude avanzar y hacer más llevadera esa situación.
Te preguntarás ¿cómo lo hice?
Pues indagué en mí gracias a las preguntas de mi coach.
Descubrí que esa limitación me venía de mi familia, pues desde pequeña me inculcaron que no podía hacer, decir, actuar, en cualquier ambiente u ocasión, cualquier acto u opinión que generara reacciones “no buenas” en los demás y que pudieran ser objeto de crítica; de ahí que antes de actuar, siempre tuviera que pensar (y pienso), ¿y qué dirán los demás?
Evidentemente, se trata de una cuestión totalmente incontrolable pues es muy difícil saber qué ocurrirá y cómo influirás en los demás, pero de lo que sí estoy segur@ en de cómo me influye a mí.
¡Lo hice!.
Descubrí cómo me había estado influyendo esa limitación, identifiqué cuándo la tenía más presente y empecé un proceso de avance para empezar a ser yo mism@.
En este proceso, ví que no sólo no me proporcionaba ningún aspecto desfavorable (el no pensar en lo que dirían los demás), sino que tampoco pasaba nada, porque normalmente las personas están más pendientes de ellas mismas que de los demás y que en caso de que así no sea, lo que los demás piensan de mí no puede limitarme a ser yo mism@.
Beneficios muchos para mí y consecuencias también, con juicios, sobre todo familiares tales como: cómo has cambiado, nunca pensé que podrías ser así, no sé qué pretendes, … juicio, juicios y más juicios…
Pero de los juicios, hablaremos otro día.