El trampantojo emocional
La palabra trampantojo procede de trampa ante ojo.
La definición de Trampantojo, según el diccionario español, es la siguiente: Se trata de una técnica pictórica que intenta engañar la vista jugando con el entorno arquitectónico, la perspectiva, el sombreado y otros efectos ópticos y de fingimiento, consiguiendo una «realidad intensificada» o «substitución de la realidad». También se utiliza el término «ilusionismo».
Así esta técnica puede aplicarse, no sólo a la pintura o arquitectura sino también a la cocina, por ejemplo; todo ello con la intención de que parezca una cosa que, realmente, no es.
Entonces, ¿podría existir también el trampantojo emocional?, es decir, trampa, esta vez no ante el ojo sino ante el corazón.
¿Has estado o estás, alguna vez, ante un trampantojo emocional?, ¿te crees o haces creer que estás bien y no lo estás?, ¿sientes que estás atrapad@?
En más de una ocasión, nos engañamos a nosotros mism@s, haciéndonos creer que estamos en paz con nosotros mismos, que todo está bien y que nuestra vida está en orden.
Lo que ocurre es que, cuando paramos y nos observamos y dedicamos este tiempo a ver la obra de arte que somos, resulta que no vemos lo que estamos proyectando; ahí es cuando se produce el quiebre que nos lleva a plantearnos la cuestión capital ¿quién soy?; pregunta para la que, en más de una ocasión, no tenemos respuesta.
¿Cuánta técnica emocional nos aplicamos, jugando con nuestros sentimientos, para conseguir una realidad o emoción intensificada? ¿O también la ilusión de una emoción no sentida realmente?
¿A quién engañamos, realmente, cuando nos gestionamos así?
Quizá la palabra engaño parece exagerada pero, realmente, nos estamos engañando y estamos engañando, hacemos ver una cosa que realmente no es.
Saber quiénes somos, qué sentimos, cómo hemos llegado a vivir la vida de la forma en que lo hacemos es uno de los retos más apasionantes que podemos tener ante nosotros y diría que necesarios para vivir de forma plena, en armonía y sintonía con nosotros mismos.
La rabia, el miedo, la tristeza, la alegría, emociones básicas pero que rigen, en muchas ocasiones nuestra vida, se generan consecuencia de nuestras vivencias, nuestro yo más profundo, de lo que sentimos, de cómo lo sentimos, de aquello que realmente nos importa, de lo que nos gustaría ser y no somos, de lo que nos ha hecho daño y no hemos resuelto, de lo que soñábamos con ser y no somos, de lo no vivido, …, y todo lo que emerge a la superficie viene modificado por filtros, autoimpuestos o impuestos por una realidad, sociedad, familia, pareja que, si no acabamos resolviendo esa trampa emocional, puede desembocar en vivir una vida sin sentido.
Así que, la pregunta es ¿quién eres? Y no digo ¿cómo eres? Sino ¿quién eres?
En tu corazón está deshacer tu trampantojo emocional. ¿Te atreves?