Cuando la llamada no llega… toma la iniciativa
Amaneciendo, un día cualquiera, en cualquier ciudad, te levantas sin mucho ánimo porque te enfrentas a un día más, con una misma rutina no muy apetecible y siempre esperando una llamada y diciéndote: ¡hoy llamarán! y unos segundos después te dices, ¡no, hoy tampoco llamarán!; después de varias horas, crees que dejas de esperar pero en tu interior, en tu subconsciente,… sigues esperando…..
Esta es la situación de muchas personas desempleadas, optando o aplicando a nuevos empleos, que desesperan, diariamente, a la espera de una llamada que les otorgue la posibilidad de empezar a trabajar de nuevo.
El tema se complica cuando la edad avanza, cuando el currículum no acompaña, cuando el físico no te potencia, cuando el mercado laboral no puede acoger todo lo que le llega, cuando el empresario no ve la oportunidad de avanzar,…. Y tú sigues esperando la llamada…
En el otro lado, el que tiene que llamar no tiene prisa, sabe que estarás esperando y que si no estás tú, estará otro, igual, mejor, por el estilo,…, cree que siempre tiene tiempo de llamar y no es consciente (o si lo es, no le preocupa…) que cuando dice que va a llamar, en tal momento, para una prueba, para decir si te contrata o no, tú quedas permanentemente a la espera. También es muy habitual que incumplan su palabra, por lo que sueles obtener… la callada por respuesta…
Sabiendo que no es posible cambiar lo que no depende de nosotros y sabiendo que, muchas veces, no es posible, incluso, cambiar lo que sí depende de nosotros, tenemos que tener muy claro que lo que importante no es tanto lo que nos ocurre como lo que hacemos con lo que nos ocurre…
De ahí que nos preguntemos ¿qué es lo que nos impide tomar iniciativa con las cosas que nos ocurren?
En la situación anterior, ¿por qué no llamar a quien nos ha dicho que, en tal fecha, nos dará una respuesta y no lo ha hecho? ¿Que denota el hacerlo? Ansiedad y necesidad, sí, pero también interés y ocupación en conocer el estado de dicha solicitud. Todo depende del color del cristal con que se mire…
Y ¿qué ganas tú? Dejas de esperar la llamada porque ya sabes que “el que espera, desespera”.
Quizá lo que oyes no es de tu agrado pero se acabó la espera. Hasta la siguiente ocasión, claro.
Pero… ¿Qué otra iniciativa puedes llevar a cabo? ¡La del emprendimiento!
Fácil, no, seguro que no, pero…. Las llamadas de las que dependerás serán otras, con más gestión por tu parte, posibilidad de enseñar a otros lo que sabes, lo que has aprendido, lo que no hay que hacer, con acciones para aportar, … te dediques a lo que te dediques, seguro que puedes encontrar un camino que te lleve, nuevamente, al lugar donde estabas o mejor aún, a ese lugar donde nunca creíste poder estar pero para ello, debes tomar la iniciativa y a veces, dudarás, te dolerá, no sabrás, te parecerá no avanzar pero, si gestionas adecuadamente lo que te ocurre, ¡llegarás! pero recuerda que: “ ningún viento es favorable para quien no sabe a donde va”