El deseo del deseo
¡No te esfuerces! que este año ¡TAMPOCO VAS A CONSEGUIR ALCANZAR TUS DESEOS DE AÑO NUEVO!
No, no los vas a conseguir, si no eres capaz de pasar del DESEO al OBJETIVO y del objetivo a la ACCIÓN.
Hay dos momentos en el año que, desde mi punto de vista, son propicios para hacer balance de cómo vamos abordando los objetivos que nos proponemos a principios de cada año.
Uno de ellos es a finales de julio (justo antes de irnos de vacaciones en agosto, por aquello de ver cómo vamos avanzando en el año) y el otro momento por excelencia, los días previos a fin de año e incluso la noche de REYES.
Hoy, me voy a detener en esos deseos de fin de año, que extendemos hasta la noche mágica de Reyes Magos.
Me aventuraría a decir, sin mucho riesgo a equivocarme, que todos nosotros o casi todos, nos planteamos el inicio de año como un momento para DESEAR hacer realidad aquellos avances, momentos, situaciones, personales y profesionales que nos gustaría tener, vivir, gozar, compartir,…
Pero… ¿Qué es lo que hace que, a mitad de Enero, ya no nos acordemos o bien que no estemos cumpliendo lo que nos hemos propuesto?
Pues, podríamos decir y también casi asegurar que si nuestro DESEO de lo que deseamos no es muy superior a nuestra “PEREZA mental”, en muy pocas ocasiones, lograremos avanzar.
Un DESEO es algo concreto pero abstracto a la vez porque el deseo debe materializarse en alguna ACCIÓN que nos genere el MOVIMIENTO necesario para avanzar hacia él y hay que desear, con intensidad, lo que deseamos.
Si eso no ocurre y además no le ponemos fecha, podemos convenir que, antes de que acabe el primer trimestre del año, seguiremos estando donde empezamos y nuestros deseos se habrán desvanecido porque nuestra rutina se habrá impuesto otra vez.
¿Qué deberíamos hacer para que esto no nos ocurra?
1.- Esos DESEOS deben convertirse en unos OBJETIVOS alcanzables.
2.- Hay que DEFINIR, con concreción esos objetivos, y deben ser realistas en la forma y en el momento de llevarlos a cabo.
3.- Hay que ir fijando metas concretas e intermedias, que nos hagan ver que estamos en el camino correcto para conseguirlos.
Y lo más importante,
4.- Nuestro deseo por conseguirlos debe ser superior a nuestra “pereza mental”. Hay que desearlo con toda nuestra mente y sobre todo con nuestro corazón, pues es lo que nos dará la voluntad necesaria para avanzar hacia ese objetivo, que a su vez nos llevará a nuestro deseo. Tengamos en cuenta que, si bien lo primero que nos surge es el deseo de alcanzar algo, si no nos activamos para ir hacia él, nada cambia y el gran enemigo, para esa activación es la pereza mental. “Quiero pero no empiezo”, pregúntate el por qué y valora la respuesta. Siempre habrá un porque para no empezar y ahí está la pereza y si no eres capaz de avanzar, quizá, será porque el deseo del deseo no es tan grande…
Reflexiona sobre cuánto deseas lo que deseas y quizá, este año ¡SÍ que lo vas a conseguir!
Recuerda: DESEO – OBJETIVO CONCRETO – ACCION